sábado, 23 de abril de 2011

The Feelies – Here Before (2011)








En una época en que muchos adolescentes norteamericanos vivían para emular a Van Halen o a los Pistols, la prospuesta de The Feelies parece, curiosamente, aún más contracultural. Con todo y su pinta desaliñada, sus gafas de acetato y sus camisas de manga corta con protector de bolsillo, estos nerds de Nueva Jersey se las arreglaron para grabar un single con Rough Trade cuando nadie en el mundo los conocía. En 1980 presentaron Crazy Rhythms, su álbum más recordado. En los siguientes años volvieron unas pocas veces al estudio para dejarnos otros 3 LP y para comienzos de los 90 entraron en un hiato.

Si bien desde entonces no habíamos recibido de ellos nuevo material, es imposible negarles ese estatus de culto que se ganaron a base de puro talento (REM, The Replacements y otras bandas de primera han sabido reconocido su influencia). De hecho, parece que su leyenda no ha dejado de crecer entre los amantes del post-punk y el indie ochentero: su Crazy Rhythms fue escogido por Rolling Stone y Pitchfork Media como uno de los álbumes más influyentes de aquella década y el festival All Tomorrow's Parties de 2009 celebró los treinta años de su lanzamiento entregando el escenario a los integrantes originales de la banda para que lo interpretaran en su totalidad.

Pues bien, The Feelies vuelve después de tantos años con Here Before. De este álbum lo que más me gusta es que da continuidad a la era post Crazy Rhythms, en que la banda optó, después de algunos cambios de alineación, por un sonido diferente, mucho más sereno y maduro. En Here Berore se puede sentir, aún intacta, esa alegría de tocar con los compadres que hace de The Good Earth (segundo álbum de la banda) uno de mis discos favoritos.

Enjoy!

The Feelies – Here Before (2011)

Post 1.0


 

Las salas de espera son ante todo lugares de paso. Por ello, claro está, también podríamos llamarlas no-lugares. Aunque su distribución puede responder al antojo de quien las haya imaginado (con fines estéticos o ante todo pragmáticos) y las revistas que encontremos allí para matar el tiempo pueden ser más o menos recientes (parece que algunos dentistas no han comprado una nueva en décadas), en esencia son siempre lo mismo: espacios liminales. Allí nos encontramos en espera de algo, aguardando nuestro turno, esperando que en el tablero electrónico se dibuje el número que nos han asignado. Consultorios médicos, aeropuertos, bancos... En las salas de espera nos encontramos ante el escrutinio de otros que también esperan. Nosotros también nos encargamos de revisar, estudiar e interpretar esos rostros, esos gestos. ¿Qué más queda por hacer en lugares que carecen de significado, que se encuentra por fuera de la historia, que solo están ahí para servir de punto intermedio, de cuello de botella, de redistribuidor? Pues bien, parece que, más que tediosos, estos espacios nos gustan porque allí podemos retomar nuestras lecturas, sacar la libreta para organizar nuestros pensamientos, sumergirnos en nuestra música… Algunos disfrutamos como nada de estas situaciones cotidianas en que, por un breve momento, nuestro tiempo es absolutamente nuestro.

En las salas de espera somos niños burbuja.

La sala de espera (Waiting room) también es el primer track del 13 Songs de Fugazi.

Si hay algo que vale la pena de lugares como éste es que nos obligan a hacer una pausa. Jornadas laborales de 12 horas, siempre con el afán de llegar a tiempo a la siguiente cita… aquí no hay más remedio que esperar. Nos encontramos solos con nuestros pensamientos o intentamos apropiarnos de los pensamientos de otros.

Este blog es una especie de dietario. Si alguna vez me encuentro en una sala de espera, tal vez estaré devorando algún libro que luego intentaré reseñar aquí, o escuchando a alguna banda que luego vendré a compartir, si es que a alguien le llega a importar.