martes, 31 de mayo de 2011

El libro del hambre: los extraños seres de Kafka.



Tan pronto se escucha el nombre de Kafka, se vienen a la mente una cantidad de pensamientos confusos, llenos de personajes y situaciones perturbadoras e hilarantes. La particularidad de este ser tan enigmático e influyente para la literatura del siglo XX, deviene de sus tan aplaudidas y originales obras, donde se pueden encontrar novelas como: El Proceso, América, y El Castillo, además de su novela corta La Metamorfosis; en las que deja ver su tajante inconformismo por la sociedad de su tiempo, su visión desarraigada de la vida y su personalidad tormentosa; quien no encontrando satisfacción por el mundo que está viviendo, se encierra en sus pensamientos, dando vida a contextos inusitados con sucesos que desafían el sentido común. Dichas historias,llenas de eventos extravagantes con naturalezas complejas y reglas desconocidas, eran la piedra angular de sus tramas; confiriéndole características humanas a animales y cosas, o, dotando de una particular extrañeza, a quienes gozaban en sus relatos de humanidad desde un principio; donde se ve, la excéntrica visión de este escritor sin igual, que hasta el día de hoy es protagonista de interpretaciones y especulaciones en torno a su vida y su extraordinaria obra.

Si bien Kafka es conocido por sus ya nombradas novelas, no hay que dejar de lado sus relatos cortos, pues son ellos los que en su fragilidad nos ofrece más sobre su dimensión. Es con esa fragilidad, que él, le da forma a cada una de las situaciones del copilado de historias que reúne El Libro del Hambre; donde, la rareza de sus protagonistas como los insólitos escenarios que en él se presentan, son una muestra fehaciente de esos mundos creados por su magna imaginación;estos seres, dotados de una extrañeza sin igual, comparten lo que Kafka siempre vivió: la soledad, la frustración, y el rechazo del que era víctima por aquellos que hacían parte de su entorno. Tal vez este rechazo, era parte de la constante angustia que vivía este atormentado escritor, que sintiendo como fuerzas desconocidas -que nunca alcanzo a comprender- se hallaban fuera de su control, le dio vida a temas marcados por lo absurdo, en donde se presentan personajes como “el ayunador”, un ser que viendo que las futilidades de la sociedad no lo satisfacían, abogo por la medida mas honesta y transparente que se le pudo ocurrir, dejar de comer; pues el hecho de comer le implicaba hacer parte de una sociedad de la cual el ya no era parte hace mucho tiempo; o como bien lo dijo en sus últimas palabras a la pregunta del porque no podía dejar de ayunar: “ (…) porque nunca he encontrado ninguna comida que me gustase. Si la hubiera encontrado, créeme, me habría hartado como tú y como todo el mundo, sin armar revuelo”. Esta imagen del ayunador hace pensar en algunos de los títulos del libro, “Delante de la ley” y “La preocupación del padre de familia”; en el primero, un hombre se para frente a la entrada de la ley durante años, sin poder cruzar dicha puerta, entreviendo que la ley así este frente a nuestros ojos, no está hecha para todo el mundo. El segundo relato, narra la vida de una extraña y solitaria criatura llamada Odradek quien por la descripción se trata de un carrete, que tiene vida propia y que según parece goza de las hieles de la inmortalidad; un ser errante que no tiene más que su compañía, además de ser el único en su especie.
Al parecer para Kafka, el dar vida a extraños seres era una forma de salir de su aborrecible vida como él mismo lo hacía saber por medio de sus escritos; pues quería desaparecer como el ayunador, o ser un ser tan minúsculo y pequeño como el particular Odradek. Pero el escritor, no solo le dio aliento a seres abstractos solo posibles en sus pensamientos, también busco como salida a ese desasosiego, a animales tan particulares que le señalaran aun con más vehemencia, su desapego a todo lo que lo rodeaba, pero, que de igual forma, el no poder liberarse de esa carga en vida, era causal de su ya tormenta existencial. Ante esto, en su pequeño relato “El cruzamiento” se ve como un hombre, esta condenado a vivir con un misterioso animal – cruce entre cordero y gato- recibido de una herencia, y que pese a que siempre tiene latente la posibilidad de desembarazarse de su compañía dándole muerte, asume su existencia como una responsabilidad que tiene que sobrellevar, a modo del más noble de los protectores.
Para finalizar, cabe destacar los cuentos “Josefina la cantante o el pueblo de los ratones” y el estremecedor “Un informe para la academia”, en donde Kafka devela nuevamente esa angustia por hacerse pequeño insignificante -tal como un ratón-, para poder tener así, una salida una escapatoria. A esto último, se refiere el informe del mono llamado Pedro el rojo, quien capturado en su tierra natal, y en un intento por salvaguardar su existencia, se hace humano (todo lo contrario a lo ocurrido por Gregor Samsa quien de su naturaleza humana pasa a ser animal en la metamorfosis); esta decisión, tomada no en el sentido de libertad, como bien podría creerse, sino en el de escapatoria como única salida, en la que ocurre una gran diferencia entre estos dos sentidos; pues para él mono humanizado, la escapatoria es la salida real, mientras que para el ser humano la libertad es algo que se busca tanto engañosa como constantemente; ante esto Pedro añade con total sapiencia: 
Los humanos, dicho sea de paso, suelen engañarse a propósito de la libertad. Y, así como la libertad es uno de los sentimientos más sublimes, también es sublime el engaño que va aparejado a ella. Muchas veces, en los espectáculos de variedades, antes de mi salida a escena, he visto una pareja de artistas en lo alto, evolucionando en el trapecio. Los veía retorcerse, columpiarse, saltar echarse en voladas en brazos de otro, sostenerse del pelo con los dientes. “Eso también es libertad humana -pensaba yo-, movimiento soberano.” Pero en realidad no puede haber mayor burla de la sagrada naturaleza. Ningún edificio resistiría en pie ante las carcajadas que provocaría semejante espectáculo en un público formado por simios.



lunes, 30 de mayo de 2011

La ironía



Encontré en un libro de Agamben esta referencia a la noción de ironía, y me ha quedado claro que en una época como la nuestra, en que cualquier vanguardia ha dejado de ser posible y ya no hay espacio para la trascendencia, la única actitud honesta es aquella que ha escogido renunciar a la seriedad:
Los románticos, reflexionando sobre esta condición del artista que ha sufrido en sí mismo la experiencia de la infinita trascendencia del principio artístico (hombre sin contenido), llamaron ironía a la facultad a través de la cual el artista se separa del mundo de las contingencias y corresponde a esa experiencia con la conciencia de su absoluta superioridad sobre cualquier contenido. Ironía significaba que el arte tenía que convertirse en objeto para sí mismo y, al no encontrar ya verdadera seriedad en un contenido cualquiera, a partir de ese momento únicamente podía representar la potencia negadora del yo poético que, negando, se eleva continuamente por encima de sí mismo en un infinito desdoblamiento.

domingo, 29 de mayo de 2011

Weird War - Illuminated by the light (2005)


Ian Svenonious es uno de esos personajes pintorescos y extravagantes con los que cuenta la escena rock norteamericana. Nos fijamos en su melena abundante tan parecida a la de Jose Luis Rodriguez A.K.A. El Puma (aunque con aspecto más desaliñado), en sus trajes groovy setenteros, en su voz gritona y androgina... todo está ahí para pensar que se trata de otro entre tantos que se creen distintos al explotar alguna estética retro. Sin embargo,basta con tomar un par de imágenes de archivo de tantas que flotan por la red para notar que el caso de Svenonious es diferente y que lo kitsch hace parte de su estilo desde la época más temprana. Más aún, también podemos encontrar canciones con letras ridículas y llenas de sin sentido al retroceder en su discografía y detenernos en sus primeros proyectos (Nation Of Ulysses y Make-Up, nombres bajo los que grabó en los noventa para el legendario Dischord Records, sello de Ian MacKaye).
Al bajo de Weird War Michelle Mae, que ha venido acompañando a Svenonious desde Make-Up y cuya influencia en el paso gradual del post-hardcore al actual estilo funky está fuera de discusión. En cuanto al tema de este post, si comparamos Illuminated by the Light -último álbum a la fecha- con trabajos anteriores como el s/t de 2002, queda claro que esta pareja creativa ha venido cambiando el desenfreno y la velocidad por un sonido que abandona hasta cierto punto el cliché (sin perder por ello relación con la creación global de Svenonious) y se nos presenta por momentos sedante y acabado.

Weird War - Illuminated by the light (2005)

viernes, 27 de mayo de 2011

Friends of Dean Martínez - Retrograde (1997)





Desiertos habitados por víboras y escorpiones, un Mustang derrapando en la carretera, fata morgana emanando del asfalto, millones de peces pudriéndose en el Salton Sea... todas estas imágenes y texturas las evoco escuchando a Friends of Dean Martinez. Si bien todos los álbumes de esta banda (originaria de Tucson, Arizona) son maravillosos, doy un lugar especial al Retrograde, su segundo trabajo para el sello SubPop, pues me parece que es en él donde Bill Elm inventó los más bellos paisajes sonoros. Su tono, a la vez onírico y melancólico, es tan cinematográfico que resulta una lástima que pelis como The Hot Spot (Dennis Hopper, 1990) o U-turn (Oliver Stone, 1997) tengan cualquier otra banda sonora.

Los acordes de la steel guitar de Elm son los intensos rayos del sol en el desierto; los beats de la batería de Gerfers son el viento que cubre de polvo y erosiona los caminos. A lo largo de Regrograde los parajes más remotos de la frontera sur toman una forma enigmática que al mismo tiempo abisma y seduce.

Friends of Dean Martínez - Retrograde (1997)

miércoles, 25 de mayo de 2011

The For Carnation - s/t (2000)

Parece que todo lo que viene de Brian McMahan está destinado a convertirse en objeto de culto. Este álbum está bien lejos de ser la excepción. Sorprende al hacer cuentas que el Spiderland, aquella obra  revolucionaria que ayudó a fundar lo que luego alguien decidió llamar post-rock, haya cumplido hace un par de meses veinte años desde su lanzamiento. Pasa lo mismo cuando recordamos que el primer LP de The For Carnation, que acá les comparto, cuenta ya con algo más de diez años de existencia. ¿Qué paso en ese periodo que media entre aquellas dos piezas que jugaron a de-construir el ruido y sus intersticios? El proyecto Slint sucumbió, McMahan colaboró con Will Oldham en el primer album de Palace Brothers, y un año más tarde apareció Fight Songs, primer EP de The For Carnation. Como impronta, McMahan continuó en su exploración por el ralenti y la estetica del silencio.
En su sonido, que va de un post-rock con tintes de sludge al slowcore, "Emp. Man's Blues" y "Moonbeams" son a mi juicio las notas más altas.


The For Carnation - s/t (2000)


martes, 24 de mayo de 2011

The Clean - Anthology (2003)






Proveniente de las prolificas tierras neozelandesas (recordemos que de allí también viene Enemy, The Chills, The Verlaines y un puñado de bandas tremendas afiliadas al sello Flying Nun), The Clean aparecio a finales de los setenta en medio de una escena en plena emergencia. En esta antología no solo se compila lo mejor de la banda; cada uno de los tracks nos lleva a reconstruir parte importante de la historia del post-punk, sus hitos y puntos más altos, pues The Clean está lejos de haber sido un fenomeno local y aún podemos escuchar sus reverberaciones en algunas de las mejores bandas del lo-fi norteamericano.


Como bonus track, por qué no decir que legendarios como Stephen Malkumus y Sonic Youth han mencionado varias veces a The Clean entre sus referentes ... en fin, para qué tantas palabras si los links de descarga están abajo.

Disco 1
http://rapidshare.com/files/79889945/Clean__The_-_Anthology__Vol1_.rar
Disco 2
http://rapidshare.com/files/79901125/Clean__The_-_Anthology__Vol2_.rar
Disco 3
http://rapidshare.com/files/79916782/Clean__The_-_Anthology__Vol_3_.rar

domingo, 22 de mayo de 2011

Tindersticks - Claire Denis Film Scores 1996-2009


El sonido orquestal de Tindersticks, con su marcada sofisticación y elegancia, parece tener una afinidad natural con cierto tipo de cine europeo. Para dar nombres propios, bien podríamos imaginar algunas de las películas de Chabrol o Antonioni musicalizadas por esta banda de Nottingham, Reino Unido -pienso en los puntos más altos de su discografía, como el álbum Tindersticks II (1995) o su sucesor Curtains (1997).

Pues bien, el primer acercamiento entre la banda y Claire Denis tuvo lugar después de un toque en Paris hace más de quince años. Impresionada por la presentación, a Denis se le ocurrió depronto la idea de utilizar una de las piezas del II en la musicalización de su película Nénette et Boni (1996), que se encontraba por entonces en proceso de pos-producción. Los integrantes le propusieron componer la totalidad del score y así nació una colaboración creativa que se extiende hasta el día de hoy.  Si bien el cine de esta realizadora (que vivió en su niñez en distintos paises del África negra) siempre ha logrado poner al descubierto la  inmoralidad de la sociedad francesa, haciendo uso de imágenes de una devastadora sensibilidad, la llegada de Tindersticks aportó una serie de capas y matices y supuso una densificación en las atmósferas. Esta compilación reúne todo el trabajo de la banda en función de las obra de Denis (para un total de seis largos, incluyendo los últimos cinco). Imprescindible.


Tindersticks - Claire Denis Film Scores 1996-2009

lunes, 9 de mayo de 2011

La importancia de llamarse Ernesto

Hacía muchos años que no releía Sobre héroes y tumbas. Lo hice en estos días. Voy a ser obvio: es una novela original y poderosa, con momentos memorables, insustituible en la narrativa argentina. Tan poderosa es, que sobrevive holgadamente a sus gruesos defectos, que son los del autor: el afán explicativo, el exceso de énfasis, la discursividad elocuente, la impune repetición del predicador convencido. Es que, ni antes ni después, Sabato escribió algo mejor. Ahí puso todo y funcionó, pese o gracias a la desmesura; pese a sí mismo, podemos aventurar.
La novela tiene personajes y secuencias inol-vidables, absolutamente logradas. Se destaca –como suele señalarse– el tercer segmento de la historia, el celebérrimo relato autónomo del “Informe sobre ciegos” en que campea soberano, en palabra y obra, Fernando Vidal Olmos, alienado digno del mejor Arlt o del penúltimo David Lynch. Pero también sigue sosteniéndose con toda su potencia lírica y evocadora el largo, alevoso contrapunto final entre la mítica (acaso fraguada, incluso) epopeya de la Legión de Lavalle portando el cadáver ya descarnado de su jefe siempre hacia el norte por la Quebrada, y la marcha hacia el sur y la Patagonia de Martín con el camionero Bucich, con la invencible escena del epílogo, con los dos meando a un costado del camino y bajo las lejanas estrellas: “Bueno, a dormir, pibe. Mañana atravesamos el Colorado.” Es uno de los grandes finales de la literatura argentina.
Y no sólo esos momentos ya clásicos. A lo largo del primer segmento, “La Princesa y el Dragón”, el personaje de Alejandra alcanza, a través de la mirada del frágil Martín, una dimensión mítica. Nadie que haya leído esta novela a los veinte años –como nos pasó a muchos, por entonces– puede olvidar a esa mina oscura, una pendeja apenas, y sus relatos perturbadores. A partir de esta secuencia, espacios como el Parque Lezama y la casona de Barracas se convirtieron de una vez y para siempre en locaciones del misterio. Sólo hay dos Alejandras en nuestra literatura: Pizarnik y ella.
La extensa crónica de Bruno sobre su relación con Fernando Vidal Olmos, que abarca –con clima arltiano– un largo período de la historia política y social argentina, que va de la segunda a la cuarta década del siglo, ocupa gran parte del último tramo de la novela –“Un dios desconocido”– y tiene sustancia y tono propios, material narrativo suficiente como para una novela aparte. En ese sentido, Sobre héroes y tumbas cuenta, saludablemente, más historias y tira más puntas que las que está dispuesta a cerrar. Además, están los intervalos costumbristas, con dos personajes ocasionales y contrapuestos, construidos ambos a partir del registro verbal: el pintoresco Heriberto J. D’Arcángelo en su entorno de la Boca, prestado de Calé y César Bruto; o el desatado Quique de la boutique de Barrio Norte, que anuncia las sátiras de Landrú en Tía Vicenta. Aunque muchos de sus gestos ulteriores parecerían demostrar lo contrario, Sabato supo también reír y hacer reír.
En realidad, no se privó, para bien o para mal, de nada. La novela transcurre durante los dos últimos años del gobierno de Perón y se nota todo el tiempo. Si Beatriz Guido había contado –y no sólo ella– el incendio del Jockey Club desde una perspectiva de (su) clase, en Sobre héroes y tumbas, para cerrar el segundo segmento –que antecede al “Informe”–, se incluye una larga y eficaz secuencia que, tras escueta referencia al bombardeo criminal de Plaza de Mayo, reconstruye la noche de la quema de las iglesias, con un Martín que oficia de espectador de la disputa entre la dama rubia y el muchachito peronista. Como ha señalado Ernesto Goldar en su momento, en la visión apocalíptica de Sabato, el fuego (las iglesias, la casa y el mirador de Barracas) funciona como recurso necesario de expiación tras la trasgresión, que en su mirada es moral y política.
Cabe recordar que Sobre héroes y tumbas se publicó en 1961 en la colección Anaquel, de Fabril Editora, la misma en que salieron –por la misma época– la memorable El astillero de Onetti y la inicial Sudeste del joven Conti. Hace exactamente cincuenta años. Que son los que tenía Sabato, nacido en 1911, que vivió –días más o menos– otros cincuenta. Así es que acá estamos –dantescamente– en medio del camino de la vida.
Todos sus textos anteriores –los sesudos ensayos de Hombres y engranajes y Uno y el universo, el ejercicio narrativo de El túnel y la meditada incursión política de El otro rostro del peronismo– con su medida originalidad, no anticipaban el desborde formal de esta novela desaforada, que no se parece a nada de lo que se escribía por entonces. Y es evidente también que los principales textos que la siguieron, de El escritor y sus fantasmas a la presuntuosa Abaddón el Exterminador –lo demás es miscelánea– no son en el fondo más que expansiones, reiteraciones, vueltas a una tuerca falseada.
Lo que se falseó fue la fijación en el personaje. El personaje Sabato, digo, devenido referencia directa o indirecta de todos sus textos y/o participaciones públicas durante décadas de procerato. En ensayos incisivos y demoledores, críticos perspicaces como Jorge B. Rivera o el brillante Claudio Uriarte hicieron en su momento la vivisección del soberbio maestro. No cabe ahora la autopsia. Sólo recordar en qué medida la actitud de tácito magisterio que Sabato se (auto) adjudicó y le adjudicaron más o menos interesadamente, lo llevó a colocarse –sin pudores ni reservas– más allá del bien y del mal, “por encima” de las contradicciones ocasionales, en un terreno de natural impunidad que le permitió –famosamente– primero asistir a una reunión con Videla y luego presidir la Conadep. Hay algo que no cierra.
Como lector inteligente que era, Sabato antologó alguna vez a Oscar Wilde entre sus narradores preferidos. Pocas personalidades más distantes, sin embargo. Una de las más brillantes comedias del genial irlandés se llamó The Importance of Being Earnest, título que juega con la similitud fonética entre “Earnest” (formal, serio) y “Ernest”, obviamente, Ernesto. De ahí que los traductores castellanos oscilen entre La importancia de llamarse Ernesto y La importancia de ser serio. La finísima ironía del aparentemente frívolo Wilde elabora, tras la aparente superficialidad de una trama de equívocos amorosos, una corrosiva parábola sobre la impostación y la apariencia.
Nuestro Sabato, que era Ernesto, siempre creyó en la importancia de ser/parecer serio, nunca trivial ni frívolo, inequívocamente preocupado por la Humanidad y el destino del Hombre. No sé cómo se dice en inglés “engrupido” –un pecado menor al que todos estamos expuestos–, pero seguramente el trágico Wilde sabría usarlo con filosa propiedad.
Juan Sasturain, tomado del sitio web de Página/12
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